El maltrato o abuso físico
Se define como
«cualquier acción no accidental por parte de los padres o cuidadores que
provoque daño físico o enfermedad en el niño o le coloque en grave riesgo de
padecerlo».
Los indicadores típicos del abuso físico en un
menor son las magulladuras o moretones en diferentes fases de cicatrización y
de forma extendida en diferentes partes del cuerpo; las quemaduras con formas
definidas; las fracturas de nariz o mandíbula, o en espiral de los huesos
largos; las torceduras o dislocaciones; las heridas o raspaduras en la cara y
la parte posterior de las extremidades y torso; señales de mordeduras humanas;
cortes o pinchazos; lesiones internas (en el cráneo o cerebro, síntomas de asfixia...).
El abuso de menores consisten en varios elementos y
se enfatizan en dos ideas principales las cuales son: la asimetría de edad y el
abuso de poder. La asimetría en edad se refiere en la diferencia de edad que
hay entre el agresor y la víctima, mientras que el abuso de poder es un factor
necesario para el abuso infantil; ya que el mismo implica miedo y obtiene un
rol dominante en el ámbito social. El abuso al poder se obtiene por medio de
las experiencias y la madurez del agresor. Por esta razón la asimetría de edad
se convierte en un factor en el maltrato infantil; ya que por medio de la edad
se pueden descifrar los niveles de experiencia, madurez y sobre todo de malicia
del agresor.
El abandono o negligencia física y cognitiva y maltrato institucional
La negligencia se
identifica como la falta de proveer las necesidades básicas de un niño por
parte de sus padres o personas encargadas.
Se define como aquella situación
donde las necesidades físicas (alimentación,
vestido, higiene, protección y vigilancia en las situaciones potencialmente
peligrosas, educación y/o cuidados médicos) y cognitivas básicas del menor no son atendidas temporal o
permanentemente por ningún miembro del grupo que convive con el niño.
La negligencia puede ser:
·
Física (ej., falta
de proporcionar comida o resguardo necesario, o ausencia de supervisión adecuada);
·
Médica (ej., falta
de proporcionar tratamiento médico o para la salud mental);
·
Educativa (ej.,
falta de atención a las necesidades emocionales de un niño, falta de
proporcionar cuidado psicológico o permitiendo que el niño use alcohol o
drogas).
Estas situaciones no siempre quieren decir que un
niño es descuidado. Algunas veces los valores culturales, los estándares de
cuidado en la comunidad, y la pobreza pueden ser factores que contribuyen,
indicando que la familia necesita información o asistencia. Cuando una familia
falla en el uso de información y recursos, y la salud o seguridad del niño está
en riesgo,desde entonces la intervención de la institución de protección y
bienestar del niño podría ser requerida.
El maltrato de menores en el seno de las familias
es una de las causas contribuyentes a la problemática social que hoy en día se
vive, cuyo producto último es el aumento en la incidencia criminal por parte de
la juventud. El maltrato destruye el núcleo familiar, al romper los lazos de
confianza y amor que son fundamento mismo de ella. El uso de la violencia por
parte de sus padres y/o cuidadores la pone en tela de juicio la realidad de
amor de los padres hacia los hijos.
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