El maltrato institucional
Se entiende por maltrato institucional a
cualquier legislación, procedimiento, actuación u omisión procedente de los
poderes públicos o bien derivada de la actuación individual de los
profesionales que comporte abuso, negligencia,detrimento de la salud, la
seguridad, el estado emocional, el bienestar físico,la correcta maduración o
que viole los derechos básicos del niño y/o la infancia. (Martínez Roig, 1989)
Al hablar del maltrato institucional, nos referimos a las inadecuadas o
insuficientes prácticas llevadas a cabo por los siguientes sectores: ámbito
sanitario, justicia, educación, servicios sociales, asociaciones para la
prevención del maltrato infantil y ONG. Incluye tanto las formas más conocidas
de malos tratos llevadas a cabo extra-familiarmente -físico,
negligencia,emocional, sexual- como de los programas -educación, salud,
nutrición- y de los sistemas políticos, públicos y/o sociales inadecuados.
El abuso infantil se puede detectar de
diversas formas especialmente cuando los encargados legales del menor dejan de
tomar responsabilidades sobre el mismo. Según este artículo, ha habido casos
severos donde menores de 10 años tienden a cocinar ellos mismos porque los
padres no han podido traer comida a la casa e incluso han ocurrido situaciones
donde el menor permanecen más de 24 horas sin comer. Según esta revista,
existen varios tipos de maltrato infantiles tales como, el abuso sexual (donde
hay un contacto directo entre el agresor y la víctima), maltrato físico (donde
ocurren lesiones y agresiones físicas en contra la víctima, no necesariamente
hay abuso sexual), negligencia infantil (donde los padres o encargados legales
descartan responsabilidades sobre el niño y al mismo lo abandonan) y el
maltrato emocional (donde el agresor cosecha el miedo y la angustia sobre la
víctima).
Un ejemplo de discriminación contra
personas con discapacidad fue un centro asemejado a un campo de
concentración donde niños con discapacidad considerados como
"irrecuperables" (en rumano: irecuperabili) murieron por
el abandono al que eran sometidos.
Impacto
Las situaciones de maltrato lo que
revelan es una grave disfunción relacional que por lo tanto afectará al normal
desenvolvimiento del cumplimiento de tareas del menor. Este fracaso en la
ejecución de las metas del menor sería, en sentido amplio, el impacto del
maltrato y es lo que se viene a significar cuando en las definiciones de
maltrato se señala que éste amenaza el desarrollo de la competencia del niño o
el desarrollo físico, psicológico y emocional considerado como normal para el
niño.
El impacto del maltrato o abuso, al ser
un fenómeno contextualizado, puede verse amortiguado, según múltiples
variables: no sólo las más obvias, relacionadas con el tipo, duración o intensidad
del maltrato, sino también con las características de la víctima, los recursos
y apoyos que tenga, y las propias situaciones de su evolución vital. Según el
artículo (2003). "Basta de indiferencia: maltrato infantil", el abuso
infantil es un conflicto del cual, hay muchas polémicas con respecto al niño;
ya que el mismo puede tener muchos problemas durante su desarrollo personal.
Independientemente de las secuelas
físicas que desencadena directamente la agresión producida por el abuso físico
o sexual, todos los tipos de maltrato infantil dan lugar a trastornos
conductuales, emocionales y sociales. La importancia, severidad y cronicidad de
estas secuelas depende de:
·
Intensidad y frecuencia del maltrato.
·
Características del niño (edad, sexo,
susceptibilidad, temperamento, habilidades sociales, etc).
·
El uso o no de la violencia física.
·
Relación del niño con el agresor.
·
Apoyo intra-familiar a la víctima
infantil.
·
Acceso y competencia de los servicios de
ayuda médica, psicológica y social.
En los primeros momentos del desarrollo
evolutivo se observan repercusiones negativas en las capacidades relacionales
de apego y en la autoestima del niño. Así como pesadillas y problemas del
sueño, cambios de hábitos de comida, pérdidas del control de esfínteres,
deficiencias psicomotoras, trastornos psicosomáticos.
En escolares y adolescentes encontramos:
fugas del hogar, conductas autolesivas, hiperactividad o aislamiento, bajo
rendimiento académico, deficiencias intelectuales, fracaso escolar, trastorno
disociativo de identidad, delincuencia juvenil, consumo de drogas y alcohol,
miedo generalizado, depresión, rechazo al propio cuerpo, culpa y vergüenza,
agresividad, problemas de relación interpersonal.
Más allá de las consecuencias en el
plano meramente psicológico, una investigación norteamericana ha apuntado que
el castigo físico puede provocar alteraciones a nivel cerebral. Según este
estudio, cuando los niños están sometidos a la violencia más allá de los cinco
años de vida, tienen un Coeficiente Intelectual más bajo que sus coetáneos, lo
cual se debe a una disminución de la materia gris en las zonas del área
prefontal del cerebro.
Diversos estudios señalan además que el
maltrato continúa de una generación a la siguiente. De forma que un niño
maltratado tiene alto riesgo de ser perpetuador de maltrato en la etapa adulta.
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